14 de diciembre, 2014 - Cambiamos

Los pájaros aletean entre la densa vegetación de la isla. La iglesia se perdía entre las flores silvestres. Tan solo algunos murmullos interrumpen el silencio de la entrada. Las filas de bancos pintados de blanco armonizan con las máscaras de los invitados. El personal, neutro, guarda el orden de la gran obra. Está a punto de empezar. La novia pasa a través de las filas. Los murmullos se interrumpen. La música resuena en el fondo. Siempre le gustaron las calas. Un golpe seco resuena en el pasillo. Otros le siguen. Pájaros muertos caen del cielo. Las flores silvestres se marchitan y caen al vacío que deja el altar. La novia se quita el velo y observa el resto de la ceremonia. Asientos vacíos, un largo pasillo  y fotos, fotos de una boda. De otra boda.
Quizás sea demasiado pronto pensar en eso. En "aquel" lugar sería demasiado tarde.

Concluye la ceremonia. Los ojos, aquellos ojos... La melódica voz susurra la respuesta, tan anhelada.
Tantos años. ¿Es esto lo que deseabas? ¿Por qué estamos aquí?

Los invitados se han ido. La última embarcación partió anoche. Miraba el mar. Pensaba en aquel teatro. En las miradas, en el horror que sentía ante el olvido. En ti. Volví a la silenciosa casa. Los cuadros me miraban. En la biblioteca, en la estantería del fondo, bajo un tablón flojo hay una caja de madera. El cofre de Davy Jones se queda corto ante lo que encierra. He sido libre. Me miras. 

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